Financiera en Brasil está afectando recaudación de diezmos en iglesias
- Brasil ha hecho daño a la industria, el comercio, a los proveedores de servicios e incluso a las iglesias, según informa el diario brasileño Folha Vitória.
- El aumento del desempleo ha afectado la mantención de las iglesias, ya que el número de ofrendas y diezmos ha disminuido mientras que el gasto en programas sociales va en aumento, ya que muchas familias comienzan a pasar necesidades por falta de dinero.
- “Todas las iglesias cristianas tienen vocación para dar asistencia de socorro a los hermanos que están en una situación financiera frágil. Con los altos niveles de desempleo y la necesidad de proporcionar ayuda a los necesitados, la mayoría de los líderes espirituales ponen otras acciones, como la ampliación del templo, en segundo plano”, dice el pastor Enoque de Castro Pereira, presidente de la Asociación de Pastores y líderes de la Gran Victoria (APEGV, por sus siglas en portugués).
- El pastor afirma que no tiene datos absolutos del valor en las contribuciones, pero está seguro de que la crisis no sólo está afectando a las iglesias de la Gran Victoria, sino también a todo Brasil.
- “No hemos oído hablar de la disminución de las ofertas sólo los líderes Capixabas; los pastores de otros locales también hablan de esa reducción financiera, así como una mayor búsqueda de ayuda”, agregó.
- Diez años de crecimiento económico estable le permitieron a Brasil consolidarse como una potencia latinoamericana y como un actor internacional cada vez más relevante, pero hoy este país se encuentra sumido en una crisis que hace ver a ese periodo como un espejismo.
- Un sistema financiero de funcionamiento anómalo, un pretendido Estado de bienestar que no logró cumplir todo lo ofrecido y errores de política económica de un gobierno sumido en escándalos de corrupción imparables, son algunos de los motivos que llevaron a Brasil del auge a la recesión.
- La semana pasada el gobierno brasileño anunció un severo plan de ajustes que anticipa duras repercusiones sociales. Antes, la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor’s rebajó la calificación de crédito de Brasil y le retiró el sello de buen pagador. Todo ocurre en un contexto en el que la presidenta Dilma Rousseff mantiene un porcentaje de aprobación a su gestión de apenas 8%. Los males se acumulan y las cifras se registran en negativo para la que, sin embargo, es la séptima economía del mundo.
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